Fray Antón de Montesinos: uno de los primeros misioneros en tierra americana.
Era 1510 cuando, según los anales de la orden dominica, Fray Antón de Montesinos, nacido en España y proveniente del convento de San Esteban de Salamanca, llegó a tierras americanas, concretamente a la isla entonces conocida como La Española y donde hoy se asientan Haití y la República Dominicana.
De Montesinos formó parte del primer grupo de religiosos, pertenecientes a la orden de Santo Domingo, que llegó a las nuevas tierras descubiertas por el Almirante de la Mar Océano, Cristóbal Colón. Aquel religioso se formó en los conventos de San Pablo de Valladolid y santo Tomás de Ávila, donde se sabe que, hacia 1509, hizo estudios de teología. Desde 1502 había tomado los hábitos dominicos en San Esteban.
Desembarcó en La Española en octubre de 1510. Era apenas un puñado de frailes el que se asomaba a aquella tierra desconocida. Encabezaba aquella pequeñísima misión un fraile que, a juzgar por los 28 años que tenía de edad, debió ser fuerte y animoso: se llamaba Pedro de Córdoba. Bernardo de Santo Domingo, Domingo de Villamayor y Montesinos completaban el grupo. Poco a poco engrosaría aquella diminuta comunidad.
No tardaron mucho en darse cuenta de que bajo la categoría de “indios de servicio”, los europeos que poco a poco se habían hecho con el dominio de La Española enmascaraban un trato feroz y violento contra los nativos de la isla, a quienes explotaban y maltrataban con dureza y desapego. Fue natural en el alma y la vocación de aquellos frailes iniciar una acción de reconvención y resistencia ante el horror.
La tradición dominica cuenta que a fines de 1511, poco más de un año después de su llegada a la isla, los frailes, de común acuerdo, llegaron a la conclusión de que era ineludible y urgente reconvenir a los hombres poderosos de La Española. Este reclamo se conoce, hasta la fecha, como el Sermón de Adviento, escrito en conjunto por la pequeña comunidad, con el talento de los “más letrados”, y firmado por todos, para que fuera evidente que era una sola voluntad, defensora de la fe cristiana y el ejercicio de la caridad, la que se enfrentaba a los maltratadores de los indios. Fray Antón de Montesinos, el mejor predicador que tenían, fue elegido para elevar el reclamo.
Aquel sermón, por su fuerza y contundencia, tuvo consecuencias. Los dominicos, denunciados por los encomenderos ante el rey de España, tuvieron que volver a su patria para defender sus puntos de vista y detallar ante el monarca el maltrato que padecían los indios.
Pero se sabe que fray Antón de Montesinos regresó a tierras americanas. En 1525 estaba en lo que hoy se llama Puerto Rico para fundar una nueva comunidad religiosa. También está documentada su estadía en Venezuela, hacia 1529. De su muerte, solamente se sabe de cierto que ocurrió en 1540. Pero su voz robusta, su emoción, la fuerza que le imprimó aquel domingo de diciembre de 1511 ya le había ganado su paso a la historia.